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  • Foto del escritorYurena Rodríguez

Querida Inseguridad...


Con frecuencia me encuentro casos de personas que se sienten inseguras con su forma de ser, con su apariencia física, con su salud, con su rendimiento en el trabajo, con su pareja...

La inseguridad es un sentimiento que todos hemos experimentado en algún momento de nuestra vida y que, en general, está influido por nuestra percepción de falta de control sobre nuestro entorno. Aunque, lo cierto es que una de las situaciones que más se repiten y de las más limitadoras es la falta de seguridad en las propias capacidades o la poca confianza en la valía personal.

Este sentimiento puede llevarnos a actuar con timidez, siendo muy cautos a la hora de relacionarnos y analizando en exceso lo que hacemos y el efecto que causa en nuestros interlocutores. En estos casos la inseguridad extrema puede llevarnos al aislamiento social. Pero este sentimiento también puede hacer que reaccionemos con agresividad, defendiéndonos ante lo que interpretamos que podría ser un ataque o que pueda desvelar nuestra vulnerabilidad.

Hace poco le pedí a una cliente que me escribiera sobre su inseguridad y que se dirigiera a ella expresándole lo que sentía. Me gustó el enfoque de su carta y le pedí compartirla:

Querida Inseguridad:

me encantaría que no estuvieras presente cuando quiero expresar lo que quiero realmente; dar mi opinión sin pensar que pueda ser absurda y que por culpa tuya me la reserve y no me atreva a decirla. Por tu culpa muchas veces no sé decir que NO ante x situaciones.

Por eso haces que ensaye lo que voy a decir antes de decirlo. Además haces que no me defienda cuando alguien me está diciendo cosas que no me gustan y además me ponen muy incómoda. Así, haces que me trague todo lo que quiero decir. Después por tu culpa me pongo triste. ¡Vamos de capa caída!

Tras haberte dicho lo que provocas en mí te diré que... ¡Tengo una cura para ti!

Esta cura consiste en que cada vez que quieras hacer una de las tuyas pensaré en que me puedo equivocar, porque SOY PERSONA y NO SOY PERFECTA. Nadie es perfecto, todos nos equivocamos. Y si la gente se equivoca, ¿por qué yo no puedo?

Eso me va a ayudar a aprender de mis errores y estar más segura de mí misma. También voy a sentirme más segura con las personas, a no pensar que tengo una cámara vigilándome todo lo que haga o diga y a no pensar que estoy expresándome mal y haciendo el ridículo.

Al no sentirme insegura estoy centrada en lo que estoy haciendo y no seré tan despistada porque ¡no estaré pensando en lo que dirán de mí!

Julia Ramírez.

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