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  • Foto del escritorYurena Rodríguez

Cómo aprender a decir "no"

Actualizado: 7 abr 2020


Una de las habilidades que más nos cuestan, en general, es poder negarnos a algo sin que ello nos genere un conflicto con la otra persona o con nosotros mismos.

En muchas ocasiones, una negativa se interpreta como mala educación, como falta de empatía o como egoísmo. La cultura, los valores recibidos y las creencias que nos formamos a lo largo de nuestra vida nos llevan a sentirnos mal cuando decimos “no” ante ciertas peticiones. Ciertos castigos recibidos u observados nos enseñan a sentir miedo cuando queremos oponernos a algo en el futuro. Ejemplos de ello: el niño al que recriminan el no querer dar un beso a un familiar; la amiga que se enfada porque le dices que prefieres descansar y no acompañarla en su propuesta; el jefe que te chantajea si te niegas a trabajar de más. Todo esto nos puede llevar a pensar que sacrificarse es necesario para mantener las relaciones, la aprobación o el trabajo.

Solemos decir "no" cuando:

  • tenemos ya algún compromiso establecido que hace incompatible aceptar lo nuevo.

  • no podemos realmente puesto que no tenemos los recursos que nos piden.

  • consideramos que es lo correcto moralmente.

  • no nos apetece.

Pero no siempre nos resulta fácil hacerlo e incluso, en muchas ocasiones, nos puede generar estrés.

¿Por qué decir “no” nos cuesta tanto?

Evitamos decir “no” por miedo a:

  • Quedar mal ante alguien.

  • Molestar o herir a otra persona.

  • Defraudar las expectativas o deseos de alguien.

  • Encontrarnos en un conflicto.

  • Perder una oportunidad.

  • Sentirnos culpables.

Sin embargo, si tenemos una excusa de peso no nos sentimos tan mal diciendo que no. Por este motivo, en muchas ocasiones, nuestra dificultad para negarnos a algo y nuestro miedo a las consecuencias hace que nos inventemos excusas o incluso que decidamos mentir.

¿Qué ocurre cuando decimos "sí" queriendo decir "no"?

Pregúntate:

  • Cuando digo que sí a otras personas o situaciones queriendo decir que no, ¿en realidad, a quién le estoy dando el "no"?

  • Cuando digo que sí por miedo a que el otro me dé la espalda, estoy rechazando mi libertad para elegir la (no garantizada) aprobación de esa persona. ¿Y por qué querría estar yo con alguien que no me permite ser libre?

Desde la psicología cognitiva, hablamos de "derechos asertivos" para hacer referencia a aquellas premisas que usamos como guía de conducta con el fin de respetar nuestras propias necesidades, expresándolas también en un marco de respeto hacia los demás. Algunos de estos derechos que podríamos interiorizar serían:

Tengo derecho a expresar mi opinión.

Tengo derecho a decir "no" sin sentirme culpable.

Tengo derecho a reconocer mis necesidades y establecer mis propios objetivos.

Tengo derecho a decidir si dar o no explicaciones sobre mi comportamiento.

Tengo derecho a decidir cómo emplear mi tiempo.

Tengo derecho a no necesitar la aprobación de los demás.

Lo que puedo reflexionar

Si estás tentada/o de decir "sí" o ya lo has dicho pero te apetecería decir "no", pregúntate qué miedos tienes.

Y si dices que no pero con una excusa, pregúntate también qué miedos tienes y si te parece que tu "no" es o no es lícito.

Ante una situación que te genere un dilema, plantéate: si te sintieras totalmente libre, ¿qué responderías?

¿Hay algún derecho que te estás quitando cuando respondes lo que no te apetece?

¿Qué estás eligiendo cuando dices "sí", al miedo o a tu propio deseo o necesidad?

¿Es justo para el otro que le diga que no?, ¿es justo para mí?

¿Qué ha pasado en otras ocasiones cuando me he negado?

Cómo decir No

Para expresar una negativa puedes aplazar la respuesta, en un principio, para que puedas ensayar en tu mente una con la que te sientas cómodo/a, generando respuestas posibles y evaluando cómo crees que podría ser recibida esa respuesta.

Puedes optar por opciones claras y firmes como: "no, lo siento"; "gracias, pero no".

O puedes optar por opciones más amables como: "quizá otro día"; "en estos momentos no me viene bien"; "entiendo que para ti es importante, pero yo no puedo aceptarlo"; "no es lo más que me apetece ahora mismo"; "lo siento, pero tengo otros planes"; sintiéndolo mucho, ahora no".

La forma en la que lo expreses dependerá del grado de relación que tengas con la persona a la que te dirijas. Puede que no te impliques tanto en ser amable si hablas con tu amigo o si hablas con un desconocido. Además, puedes utilizar una respuesta breve y firme sin que llegue a sonar seco si lo acompañas de tu tono y tu expresión facial amable. Y, por supuesto, no es lo mismo rechazar algo cuando sientes que te están intentando manipular que cuando crees que estás pudiendo herir a alguien.

*Propuesta de ejercicio:

Te propongo que anotes las situaciones más frecuentes en las que te suele costar dar un "no". Elige una de esas situaciones. A continuación, relee todas las preguntas anteriores y trata de contestarlas una a una. Escribe, para esa situación elegida, todas las opciones de frases que se te ocurran y selecciona la que consideres más respetuosa para ti y para la otra parte. Coméntala con otra persona (si lo necesitas) y pídele su opinión argumentada. A continuación, elige un derecho asertivo de la lista de arriba que usarás para recordarte qué derecho vas a satisfacer al oponerte a algo. Ensáyalo en tu mente. Y, ante la primera oportunidad, ponlo en práctica. Finalmente, evalúa cómo te fue.

Yurena Rodríguez.

Psicóloga.

Imagen: kai Pilger

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